La voz de la experiencia en Morón, el equipo sensación


Deportivo Morón es el equipo sensación en la Primera Nacional. Suma tres victorias en fila, se ubica en el segundo puesto de su zona luego de un comienzo errático y juega por momentos muy buen fútbol, con una presión insoportable que nace desde el 9: Costantino no para de correr y marcar, como el resto de sus compañeros.

El ideólogo de esa mentalidad es Walter Otta, el armador de este plantel y una garantía de pelear por cosas importantes. Pero los intérpretes dentro del campo de juego son futbolistas con un largo recorrido en el profesionalismo, que saben de qué se trata pelear por cosas importantes. Y que también conocen eso que por estos tiempos se le llama “comer mierda”.

Hay dos jugadores en particular que son el alma del equipo, con voz de mando y de liderazgo sobre los más jóvenes dentro y fuera de la cancha. Mariano Bíttolo (35) y Gastón González (37), que anoche no sólo se bancó los 95 minutos de un partido caliente contra Almirante Brown sino que además, luego de correr por casi una hora y media con campo mojado tuvo la claridad mental para llegar y definir mano a mano con el arquero para liquidar el marcador.

Y ahora, además del piberío que tienen alrededor, le sumaron la jerarquía de Juan Manuel Olivares, que regresó a las canchas después de un largo año de recuperación ya con 36 velitas sopladas. Anoche, después del clásico y una alegría desbordante, los tres hablaron con TyC Sports para dejar sus sensaciones.

La coincidencia de los tres experimentados de Morón: “merecemos esta alegría”

“Más allá de la edad, nos preparamos para cada día ser mejor. Estamos demostrando que somos un gran grupo, principalmente eso, y por eso hoy nos merecemos esta alegría”, reflexionó el capitán y motorcito de la mitad de cancha. Además de su despliegue y fútbol, Bíttolo es una de las voces de Otta en el rectángulo.

Lo siguió en la charla Olivares, visiblemente conmovido por su regreso y con una dedicatoria especial a su esposa e hijos. “Fueron los que hicieron que yo esté acá. Me costó muchísimo. No es fácil, es durísimo, es muy psicológico, pero la verdad que todavía tengo muchas ganas de seguir jugando. Me desespero por estar adentro de la cancha y gracias a Dios hoy volví ganando un clásico”, se sinceró.

La entrevista la completó González, el tipo que siempre sabe aparecer en el lugar indicado. Anoche había tenido una en el primer tiempo que, por exceso de calidad, el travesaño le negó el grito. Tuvo revancha en el complemento y ese segundo gol eliminó cualquier peligro de quedarse con el triunfo.

“Es un orgullo muy grande, porque hace muchos años que estoy en el club. Hemos vivido cosas jodidas y hoy estar viviendo esto habla de la resiliencia, del esfuerzo de todos, desde la gente que labura para armarnos la merienda, el desayuno, hasta el utilero. Atrás de todos nosotros siempre hay una familia que en las malas y en la buena siempre está y en estos momentos hay que disfrutarlo con ellos”, concluyó el cerebral volante.