Deportivo Morón está a la espera del partido contra San Martín de Tucumán de mañana domingo por la noche, desde las 21.15, en el Francisco Urbano. Es un mata-mata en el comienzo del Reducido por el segundo ascenso a la Liga Profesional con ventaja deportiva para el local, que es el que más puntos sumó en la etapa regular.
El ‘Gallo’ cerró su campaña con 58 puntos en total luego de 34 partidos de los cuales ganó 15, empató 13 y perdió 6. Convirtió 36 goles y le marcaron 19, con lo cual la diferencia a favor fue de +17. Como local, asimismo, sólo cayó en dos ocasiones: contra Chacarita (0-2) y con Temperley (0-1). Y, luego de un arranque errático, fue en varios tramos de la competencia el equipo sensación.
El creador de la obra no es otro que Walter Otta, un entrenador moldeado para Morón. La gente lo ama, le reclama a la dirigencia que le haga un contrato eterno y confía a muerte en su perfil bajo, humilde, sin declaraciones rimbombantes y dueño de una particular simpatía y amabilidad cada vez que alguien se le acerca.
Pero, principalmente, constructor de planteles primero y luego de equipos que siempre dan batalla con estilo propio, sin escándalos puertas afuera del vestuario y con futbolistas que no llegan como estrellas sino que se terminan convirtiendo en baluartes de un andamiaje colectivo.
Un destino común con Damián Akerman
Sin ningún lugar a duda, en la historia del Deportivo Morón Otta ya es integrante del podio de los técnicos más queridos en la historia del club. Está al mismo nivel de tipos como Salvador ‘Gato’ Daniele o Roberto ‘Pipo’ Ferreiro, por nombrar a los más recordados en ocupar ese banco de suplentes.
Y tiene un paralelismo con la idolatría que consiguió en el ‘Gallo’ el goleador histórico de la institución, Damián Akerman. Ambos supieron tener recorrido por distintas instituciones, pero en ningún lugar encontraron el amor y reconocimiento que cosecharon en Francisco Urbano.
El archivo de Primer Plano: cómo Walter Otta está involucrado en la vida de Morón
En el caso de Damián, en ninguna otra institución rindió como en Morón, entidad a la que definió como su “lugar en el mundo”. Si bien Otta supo hacer grandes campañas, consiguió títulos en otras instituciones y hasta dirigió en la Copa Libertadores a Patronato, jamás tuvo tanto amor de una hinchada como la albirroja del oeste.
La gente reconoce en él su profesionalidad, su estilo de conducción, cómo hace jugar a sus equipos y su don de buena persona. De hecho, cuando sufrió un problema cardíaco dirigiendo a Atlético de Rafaela, una catarata de llamadas y mensajes le llegaron desde Morón deseándole pronta recuperación.
Para la parcialidad del ‘Gallo’, si bien puede pasar cualquier cosa contra el poderoso equipo tucumano, ya la campaña que realizó el equipo es para celebrar: la mejor desde la vuelta a la segunda categoría del fútbol argentino y por momentos a punto de jugar la gran final por el ascenso directo. La ilusión está intacta y el Urbano promete reventar de público mañana por la noche.