La lucha de las y los residentes del Hospital Garrahan por mejoras salariales fue frenada a fuerza de amenazas por parte del Gobierno y con la promesa de un bono no remunerativo a partir de julio para llevar los 800 mil pesos de sueldo a 1.300.000. Ese monto equipara los ingresos de residentes dependientes del Ministerio de Salud de la Nación con los residentes que responden al Gobierno de la Ciudad. Pero el reclamo sigue, en medio de ataques incluso por parte del presidente Javier Milei. En tanto, el resultado de una encuesta entre residentes del ámbito porteño refleja por qué el conflicto continúa: sólo el 5,7% dijo llegar siempre a fin de mes con el sueldo de la residencia.
Sobre 636 profesionales que realizan residencias en distintos hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, el 44,7% (284) contestó que “nunca” llega a fin de mes con el sueldo de residente. El 49,7% respondió que llega “a veces”.
La encuesta fue realizada en abril de este año. Por entonces, el sueldo era de 1.240.000. Por estos días llega a 1.300.000, a partir del 9% de incremento por la inflación de los últimos meses. La diferencia no cambia la esencia del muestreo, según el cual un 74,2% de las y los médicos consultados afirmó que necesita complementar su residencia con otro empleo para subsistir.
El porcentaje es casi coincidente con la porción de profesionales de la salud residentes que alquila su vivienda: un 74,8% de las 636 personas encuestadas.
Visibilizar
“Se decidió realizar esta encuesta ante el creciente malestar generalizado entre residentes respecto de nuestra situación salarial y condiciones laborales. Consideramos necesario contar con datos concretos que nos permitan visibilizar esta realidad tanto ante la sociedad como ante el gremio que nos representa y, especialmente, ante nuestro empleador: el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”, remarcaron tres médicas residentes del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez: Denise Farran (segundo año de clínica pediátrica), Lucía Colombini y Agustina Barbuto (ambas en tercer año de pediatría).
En el Gutiérrez trabajan 224 residentes de especialidades básicas, entre ellas Clínica Pediátrica, Psiquiatría, Psicología, Cirugía, Neurocirugía, Traumatología, Bioquímica, Trabajo Social, Musicoterapia, Psicopedagogía y Bioquímica.
Foto: Asamblea de residentes y concurrentes del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez
Los resultados de la encuesta plasmaron los motivos del malestar: “Entre los datos más alarmantes, el salario bruto de abril fue de $1.240.000, lo que, considerando una jornada estimada de 285 horas mensuales (entre jornada habitual y guardias), equivale a apenas $4.350 por hora trabajada. La jornada formal de lunes a viernes representa 180 horas, a lo que se suman en promedio entre 6 y 8 guardias de 24 horas que no son remuneradas”, detallaron en diálogo con Tiempo.
El relevamiento mostró que el 82% de las y los médicos residentes de hospitales porteños destina más del 40% de su sueldo solo a vivienda, y un 18% consume más del 80% de su salario en gastos fijos. Con estos datos resulta casi obvio, pero ante la consulta sobre la posibilidad de ahorrar, solo un 2,8% respondió que logra hacerlo mes a mes, un 39,6% contestó “a veces” y un mayoritario 57,5% dijo que “nunca” tiene resto para el ahorro.
Como en el Garrahan
Las y los residentes del Gutiérrez se encuentran en estado de alerta y asamblea permanente, resolviendo pasos a seguir para visibilizar y sostener su reclamo. La semana pasada realizaron un abrazo al hospital, junto al personal de planta, en apoyo a la lucha del Garrahan (donde habrá paro y festival de apoyo este miércoles 25) y en reclamo por mejoras salariales.
Tal como se viene alertando desde el Garrahan, la precarización laboral se traduce en éxodo de profesionales. De acuerdo a las residentes consultadas, en los últimos años hubo unas 11 renuncias a la residencia ce clínica pediátrica. Mientras que hay seis cupos por cubrir en residencias quirúrgicas, sobre un total de 18. Es decir, un tercio permanece vacante.
“De todas formas, a pesar de la difícil situación económica y las condiciones laborales adversas, la mayoría continúa trabajando por compromiso, vocación, amor por la profesión y por el hospital Gutiérrez –enfatizaron Farran, Colombini y Barbuto- Además, históricamente, faltan profesionales y esto recae en los médicos residentes”. Por caso, contaron que es habitual que médicas y médicos residentes lleven a cabo tareas de extraccionistas, ingresando antes de su horario al servicio para realizar laboratorios a los pacientes internados.
“Más allá de esto, entendemos que la salud pública se sostiene permaneciendo en la misma, por lo que si bien nuestra realidad diaria es de sobrecarga y desgaste, seguimos intentando sostener el sistema con esfuerzo y muchas veces a pulmón, asumiendo tareas extra y manteniéndonos más allá del horario estipulado, para que los servicios no se resientan y los pacientes reciban la atención que merecen”, plantearon las residentes. Y añadieron: “no sabemos por cuánto tiempo vamos a poder sostener esta situación. No nos gusta salir a la calle a reclamar. Nuestro lugar está en el hospital, pero realmente se vuelve muy difícil afrontar los gastos fijos, alquiler y sostener el trabajo diario sin que la carga horaria sea insalubre”.
Residentes en el blanco
El reclamo de quienes realizan residencias en hospitales públicos se convirtió en blanco de un debate del que participó hasta el presidente Javier Milei. Con sus agresiones habituales, cuestionó la legitimidad de la lucha emprendida por mejoras salariales y argumentó que en otros países las residencias no son pagas o hasta se abona por realizarlas. Su afirmación fue desmentida por múltiples voces.
Entre ellas, la del diputado radical opositor Facundo Manes. A través de un posteo en X, le respondió al mandatario: “No, Presidente. En el mundo los médicos residentes no pagan por formarse. Son trabajadores de la salud. Hice mi residencia. Sé lo que significa. No desde un Excel, sino desde las guardias interminables, el cuerpo agotado y la vocación intacta”. El legislador del bloque Democracia para Siempre indicó que “las residencias médicas son remuneradas en todo el mundo” y las destacó como “parte esencial del sistema hospitalario”.
Días antes, el Gobierno había anunciado un cambio en el sistema de asignación de residencias que otorga más puntaje a quienes se forman en la Argentina, en detrimento de profesionales formados en el exterior. Claudio Ortiz, Emiliano López y Martín Recanatti, especialistas en temas de salud, escribieron en este diario un crítico análisis sobre esa medida.
El cuestionamiento se profundizó luego tras los dichos de Milei: “Se trata de una estrategia más para seguir debilitando el sistema de residencias, que confirmado por los dichos del Presidente sobre la aspiración de que no cobren, no hace más que anticipar el plan de terminar con las residencias nacionales tal como las conocemos, financiadas, y transformarlas en el mejor de los casos en ‘becas de incentivo’, y así cancelar la posibilidad de establecerlas como un trabajo digno”.
