En 2022, el 51% de las y los adolescentes de 14 a 19 años tenía acceso a una billetera digital. En 2024 ese porcentaje trepó al 89%, según un estudio del Centro de Evaluación de Políticas Públicas de la Universidad Torcuato Di Tella y la ONG Junior Achievement realizado entre 5100 jóvenes. Este año, una encuesta de la Defensoría del Pueblo bonaerense entre estudiantes secundarios mostró que un 77% no tiene en claro qué son las finanzas. Y un relevamiento de Unicef entre 2500 adolescentes y jóvenes de 12 a 24 años reflejó que a la mitad le gustaría aprender sobre educación financiera y tecnología aplicada al trabajo. Todo esto, en medio de influencers que prometen vías de plata fácil, ludopatía juvenil creciente por las apuestas online y criptoestafas difundidas hasta por el presidente. Con la especulación financiera como política de Estado, una inquietud se cuela en las aulas pobladas por lo que algunos llaman la «generación trade»: ¿hace falta más educación financiera en el ámbito escolar? Pero sobre todo: ¿qué tipo de educación financiera?
Un sistema educativo inmerso en la vida real
“Hay dos grandes discusiones. Por un lado, si se piensa en una educación donde no entran cuestiones conflictivas o en un sistema educativo inmerso en la vida real, donde tenemos que hablar de educación sexual, política, religión y también temas financieros. Tengo algunas diferencias con los que dicen que ‘no hay que enseñar sobre esto’. Nosotros decimos ‘sí, hay que enseñarlo en clave de lectura crítica de las finanzas’ y proveer herramientas”, plantea el pedagogo Pablo Imen.
Si se da por hecho que el tema forma parte de los contenidos educativos, la otra discusión se centra en el cómo. “Estamos inmersos en un sistema social, económico, político y cultural en el que las finanzas cumplen varios papeles, hasta contradictorios. Sirve tanto para un préstamo productivo como para la bicicleta financiera”, contrasta el especialista en educación y también gerente de formación integral del Banco Credicoop. “La derecha se lleva la bandera del cambio y de la actualización y la modernización, y nosotros desde una perspectiva popular nos quedamos a veces en el lugar de la conservación. Hay que cambiar, pero no en el sentido que proponen ellos”, sentencia en diálogo con Tiempo.

Foto: Captura de pantalla
Rico en Data
Para jóvenes y adolescentes, los contenidos relacionados con finanzas especialmente dirigidos a ellos y ellas están desde hace años a un clic de distancia desde el celular. Pero desde la asunción del gobierno de Javier Milei el fomento llega también como política pública, casi como obsesión y adoctrinamiento. Todo es dinero. Lo material por sobre lo afectivo o emocional. El Ejecutivo avanzó con medidas como la resolución de octubre del año pasado que permite invertir en el mercado de capitales desde los 13 años. O de modo más burdo, con la inclusión en la programación del canal estatal infantil Paka Paka de los dibujos animados Tuttle Twins, una oda al liberalismo y el individualismo, a los «atajos» para hacerse millonarios, con discursos contra los «subsidios aterradores», contra la universidad y contra toda intervención del Estado en la economía.
En paralelo, la educación financiera en las escuelas avanza con distintos recorridos según las provincias. Si bien en 2018 se sancionó la Ley de Financiamiento Productivo (27.440), que contempla la incorporación de contenidos sobre el tema a la currícula, no se concretó la implementación a nivel general. Sí hubo iniciativas específicas en diferentes puntos del país, como Mendoza, Córdoba o Ciudad de Buenos Aires, donde en 2022 el tema quedó envuelto en una polémica porque se dejaba la formación financiera en manos de empresas privadas.
En Provincia de Buenos Aires se puso en práctica desde el año pasado –primero como prueba piloto y luego de forma generalizada- el programa Rico en Data, impulsado desde el Banco de la Provincia para alumnos y alumnas de tercer año. Fue esa entidad la que acercó la propuesta a la cartera educativa, se trabajó el abordaje en conjunto y se le dio forma a un curso que ya pasó por unas 400 escuelas y está previsto que llegue a 2550 secundarias bonaerenses.

La información vale oro
“Por un lado, estamos en el marco de un proceso de reforma curricular, volviendo a hacer la pregunta sobre qué enseña la escuela hoy. En 2023 se hizo una evaluación sobre la propuesta curricular vigente y en un montón de equipos, docentes y estudiantes había una demanda de que esto sea un saber que se enseñe en la escuela”, cuenta Gabriela Carnevale, directora de Gestión Curricular de la Dirección Provincial de Educación Secundaria, sobre el interés creciente por más educación financiera en las aulas. En paralelo, llegó la propuesta de Banco Provincia que dio lugar a Rico en Data.
“Nos interesaba enfatizar en cuestiones como que esté vinculada a la formación ciudadana y política de nuestros estudiantes, que incluyera un material de estudio impreso (un cuadernillo con contenido teórico y actividades) y que contemplara cuestiones que tienen que ver con el ahorro desde una perspectiva vinculada con la economía familiar y el bienestar –cuenta Carnevale–. En los talleres surgen preguntas sobre criptomonedas, estafas, apuestas. No es lo mismo decirles ‘inviertan en esto’ que discutir el concepto de inversión poniendo en juego la historia del dinero”.
💸 ¿Sabías que todas y todos los estudiantes de tercer año de secundarias públicas bonaerenses van terminar el ciclo lectivo 2025 capacitados/as en educación financiera?
🧠 Sí, así de ambicioso es nuestro programa RICO EN DATA, que este año se propuso llegar a cada rincón de la… pic.twitter.com/DEbdl7L0aK
— Banco Provincia (@bancoprovincia) May 21, 2025
Según Gustavo Cirigliano, subgerente de Comunicación Institucional del BP, en charlas con chicos y chicas de 13 a 17 en los últimos cuatro años se venía identificando la “avidez” por este tipo de conocimientos. Eso sumado a la cantidad de adolescentes que maneja su billetera virtual de Cuenta DNI: ya superan los 400 mil.
“Sabíamos que estaba esta necesidad y que en las aulas están ávidos de saber más de finanzas. Pero orientamos el curso pensando en volver un poco para atrás. Están muy con la idea de hacerse ricos y nosotros queríamos rescatar qué hay detrás, una idea de la teoría del valor, de la historia del dinero”, plantea Cirigliano. Por eso apuntaron a “tratar de poner en contexto eso que hoy les aparece en una pantalla y a partir de ahí hablar de ingresos, gastos, mencionar que se pueden buscar precios, que ojo con las compras compulsivas, que si arman un presupuesto por mes saben cuánto pueden ahorrar. Recién después hablamos de la posibilidad de invertir. No arrancamos por ahí. Por eso Rico en Data: llevamos información para mejorar la economía cotidiana. Ese es el enfoque que creemos que tiene que tener la banca pública”. «

En Córdoba votaron clases de finanzas desde el jardín, ¿no será mucho?
En diciembre de 2024 se aprobó en Córdoba la Ley 11.023, que dio lugar al Programa de Alfabetización Económica y Financiera para esa provincia. Apunta a incorporar contenidos sobre educación financiera “en todos los niveles y modalidades educativas”. Es decir, incluyendo el nivel inicial. La propuesta sigue la línea de quienes plantean que la educación financiera debe comenzar en la primera infancia –como sostiene Gabriela Totaro, psicopedagoga y autora de Silver, un libro de educación financiera para niños y niñas– pero también recibió fuertes críticas. La psicopedagoga especialista en neuroeducación Mariana Savid dijo a Hoy día Córdoba que enseñar sobre dinero y ahorro es algo contraproducente a edades tan tempranas, y que “podría generar más estrés que aprendizaje”.
Myriam Feldfeber, docente e investigadora de la UBA, remarca que “el tema hay que tomarlo en la escuela, la discusión es cómo, con qué objetivos y preguntando qué herramientas necesita la escuela frente a problemas como la ludopatía y las apuestas. Cuanto más pobreza hay, la ilusión de salvarse apostando crece. ¿Cómo se trabaja eso con los jóvenes hoy?”.
«Que se problematice el mensaje de ‘plata fácil’»
Para Flavio Buccino –referente de Argentinos por la Educación, exmaestro de grado y especializado en gestión educativa- es demasiado sumarle otra “presión” a la escuela: “me preocupan las modas y el reclamo a la institución escolar de hacerse cargo de las modas. ¿La sociedad tiene problemas de empatía y emocionales? Creamos programas para una educación emocional. Algo similar pasa con la educación financiera”. Alerta que “en el escenario actual sólo sirve para ‘empujar’ a las nuevas generaciones al desenfreno de un modelo de capitalismo financiero alejado de la producción y el trabajo”.
Según Lucía Fainboim, especialista en crianza y ciudadanía digital, la demanda de educación financiera es “impuesta” –por influencers, por publicidad- pero “evidentemente genera mucho interés y está bueno que la escuela responda. Dentro de la educación financiera es indispensable que se problematice el mensaje de ‘plata fácil’, que se pueda reivindicar el esfuerzo, el estudio, la espera. Que no aparezca el lugar de las finanzas como una salvación individual”.
Myriam Feldfeber, profesora consulta e investigadora de la UBA, plantea que en un mundo que prioriza la valorización financiera por sobre la productiva es necesario explicar por qué sucede esto. “Si estos cursos ayudan a prevenir la ludopatía, a que las y los estudiantes tengan conocimiento del mundo cripto, si les vamos a enseñar para que puedan posicionarse frente a una estafa como LIBRA, entonces la escuela lo tiene que abordar”.