El calor abrazador apuró el trámite y el acto comenzó un minuto antes de las 15, el horario en el que había sido convocado. La movilización comenzó desde el mediodía y lució masiva con un aporte fundamental de los sindicatos de la CGT que respondieron a la convocatoria de su conducción.
Las columnas de los principales sindicatos que integran la mesa chica como UPCN, UOCRA, el Seguro, Camioneros, FATSA ocuparon el centro de la plaza luego de ingresar algunos por la Avenida de Mayo y otros por la Diagonal Sur. Otros como La Fraternidad, La Bancaria, Aceiteros, el SiPreBA, Comercio, la UEJN y decenas de otros gremios completaron el cuadro de una plaza llena, aunque no colmada como en otras oportunidades como las movilizaciones universitarias o las del colectivo LGTBI+.

La movilización, con apenas una semana de preparación, logró canalizar la bronca de alrededor de 150 mil manifestantes que mostraron la predisposición a la lucha contra esta reforma laboral que anida en la base de los trabajadores.
Por la Avenida de Mayo también ingresaron las organizaciones sociales agrupadas en la UTEP y por Diagonal Norte lo hicieron las CTA y, más atrás, los sindicatos agrupados en el Sindicalismo Combativo que conformaron una columna propia detrás de una bandera que reclamó “un paro nacional y un plan de lucha”. Allí también estuvieron las organizaciones que integran el Frente de Lucha Piquetero.
Guardia baja
La CGT, en rigor, no estaba preparada para dar comienzo a un plan de lucha en tanto, dos semanas atrás, todavía participaba del Consejo de Mayo intentando negociar algunos puntos del borrador del proyecto. Sin embargo, en su versión definitiva, el gobierno no concedió punto alguno de los que reclamaba la Central llevándola a un callejón sin otra salida que el conflicto.

Es que el proyecto de ley que discute el Senado incluye la virtual suspensión de la ultraactividad, altera el orden de prelación de los convenios dando supremacía a aquellos acuerdos que emanen de una empresa o región y profundiza la regimentación de la actividad sindical y el derecho a huelga.
Esos puntos golpean en la médula de la CGT en tanto su razón de ser se fundamenta precisamente en su capacidad de representar colectivamente a la clase trabajadora. Pero, además, si bien el gobierno habilitó la posibilidad de acordar en paritarias el pago de cuotas solidarias, sorprendió con la derogación de la obligación de las empresas de oficiar como agentes de retención de las cuotas sindicales de los trabajadores afiliados.
Pero la reforma, además, apunta contra derechos elementales de los trabajadores de la Argentina. Buscarán ampliar la jornada laboral, pulverizar las indemnizaciones y cargarlas a los fondos de la seguridad social y, entre otros puntos, habilitar el salario por productividad.
Por eso la movilización abrió un nuevo canal de lucha que la CGT buscará administrar con un alcance que todavía no se conoce. Con todo, los discursos de los tres oradores que estaban pautados, los triunviros Jorge Sola, Octavio Argüello y Cristian Jerónimo, pusieron sobre la mesa la posibilidad de un nuevo paro general de actividades luego del último realizado el 10 de abril de 2025.
Discursos encendidos
El primero que esbozó, con algo de timidez, la posibilidad fue el camionero Octavio Argüello que, luego de aclarar que “venimos a decir rotundamente no a esta reforma laboral entreguista” señaló que “estoy convencido que si no nos escuchan vamos a terminar en un paro nacional”.
Más directo, Jorge Sola dijo al cierre que “este es el primer paso de un plan de lucha. Sigan sin escuchar y terminaremos en un paro nacional en todo el país”. Jerónimo sin hacer referencia a una medida de esa naturaleza dijo que “esta CGT va a defender los derechos de los trabajadores sin cederle ni un paso a este gobierno. Nos oponemos a la reforma laboral porque está redactada a favor de las grandes corporaciones”.

El titular del gremio del seguro y principal orador del acto antes de mencionar la medida denunció que “abusan de la palabra libertad y solo ofrecen más cadenas”. Sola opinó que “el empleo no lo genera la relación laboral sino la actividad productiva. Este tejido social hace dos años que se viene destruyendo. Cierra una empresa por hora y nosotros nos oponemos a eso”.
Sobre el capital electoral del gobierno el dirigente advirtió que “la voluntad popular no es sacarse derechos. Nos vamos a oponer a cada uno de los puntos. Quiere que despedir sea gratis y se financie con la plata de los jubilados. Quieren limitar el derecho a expresarse y por eso van contra el derecho a huelga. Quieren debilitar el tejido sindical. Son los mismos ideólogos del megacanje”. En definitiva, resumió, “quieren romper el contrato social. No quieren que los trabajadores seamos parte del debate sobre el país que queremos. No hay libertad si no hay justicia social”, concluyó.
Ya sobre las 16 el acto concluyó y la Plaza de Mayo empezó a quedar desierta. A la espera quizás, de que esa amenaza se haga realidad.