L-Gante se encuentra en una situación complicada y vuelve a ser noticia. Según la denuncia que pesa sobre él, tiene una deuda millonaria que le impediría salir del país. El reclamo nació de una demanda por representación profesional iniciada en 2022, que desde entonces se viene actualizando por inflación y hace que la cifra crezca sin que se cierre el acuerdo.
La denunciante, Sabrina Cipolla, quien lo representó en aquel año, dio a conocer la cifra y advirtió que el atraso ya alcanza una suma que se vuelve difícil de asumir sin acuerdo previo. Lo llamativo es que el reclamo es de hace tiempo, pero la falta de cierre formal y la inflación han elevado el monto a niveles que complican la situación legal. Al artista, más allá de su éxito, se le pasó factura esta disputa de vieja data. “Más o menos son 36 millones de pesos, y se actualiza con el índice de inflación”, dijo Cipolla.
El problema radica en que esa deuda acumulada actúa como freno legal: la figura de la moratoria por inflación lo transforma en un demandado activo que no puede realizar algunos trámites migratorios o viajes al exterior sin complicaciones.
Y en otro contexto, Cipola aseguró: “Yo demandé a Elián porque lo representé en ese juicio y en ese expediente hicimos un acuerdo respecto a los alimentos, el cuidado personal y el régimen de comunicación. Cuando me rendía los honorarios, veo los aportes, le comento a Elián y hace caso omiso. No me contesta. Lo tuve que notificar y ahora una demanda ejecutiva”.
Por su parte, el entorno de L-Gante no emitió hasta ahora una explicación pública detallada que revele cómo piensa afrontar el reclamo ni si existe un plan de pago. Mientras tanto, el artista sigue con shows y apariciones, lo que genera curiosidad sobre por qué no se resuelve el asunto fuera de la prensa.
En las redes sociales, los fans reaccionaron: algunos lo defienden, argumentando que el éxito no exime de errores pasados; otros opinan que este tipo de casos afectan la imagen pública y pueden generar contratiempos mayores si no se atienden. Y en la industria, los analistas señalan que aunque la música sea el foco, estos conflictos legales pueden convertirse en obstáculos reales para giras, patrocinios o trato con sellos.
Y aunque la disputa sea de índole privada, su repercusión pública sitúa a L-Gante ante un desafío más grande que un show: resolver un conflicto que viene de atrás, que crece con el tiempo y que afecta su libertad de movimiento.