Si estuviste en la cancha es un buen momento para sentarte a repasar lo que dejó la gran victoria que anoche consiguió Deportivo Morón en la semifinal de ida contra Madryn en el Francisco Urbano. Con gol de Franco Vázquez apenas iniciado el complemento, el equipo de Walter Otta sacó la ventaja que luego supo aguantar para redondear un partido casi perfecto.
Y entre los condimentos que dejó el cotejo hubo dos jugadas clave que podrían haber torcido el resultado: un penal por lado que el árbitro Pablo Dóvalo o no vio o decidió no cobrar. Las cámaras de TyC Sports no dejaron dudas: con VAR ambas acciones debieron haber sido sancionadas con tiros desde los 12 pasos.
La mano de Lorenzón
La primera acción fue protagonizada por Franco Lorenzón, defensor del ‘Gallo’. Se jugaban 24 minutos del complemento y Morón no sólo ganaba sino que tenía totalmente controlado el desarrollo del juego. Por eso llamó la atención lo que hizo el central local, un futbolista absolutamente clave en la estructura de Otta, que se ganó el puesto a fuerza de solidez y voz de mando.
Fue un balón que andaba por el aire al que le pifió en un rechazo y elevó aún más en la noche. De repente, cuando la redonda caía, Luis Silba puso el cuerpo para pelearle la posición, y el 2 local no tuvo mejor idea que, en su afán por alejar el peligro, tocarla con el brazo derecho para acomodarla. El balón derivó al punto penal, donde esperaba su colega de zaga Franco Vázquez para reventarla.
Insólito que Dóvalo no haya visto la jugada o haya interpretado otra cosa, porque encima estaba de frente y nadie le obstruía la visión. Como sea, se impuso el siga, siga ante la airada protesta visitante.
El penal para Morón
La segunda polémica nocturna fue en este caso para Morón. Y llegó en el cierre del partido, a los 44 minutos del complemento, con una fulgurante aparición ofensiva del uruguayo Sanguinetti, que desbordó por la derecha y, a pierna cambiada, la jugó al medio para la llegada de Costantino al borde del área chica.
El 9 la bajó, se perfiló para rematar y Postel, el central visitante, le metió un planchazo a la altura del tobillo que dejó revolcado en dolor al goleador del equipo de Otta. La imagen televisiva evidencia que el árbitro estaba mirando todo desde la medialuna y que nadie le tapaba la vista, pero decidió no cobrar nada: todo terminó en un córner.
Después sí corrió el referí a separar a los jugadores, ya que los de Madryn le recriminaban a Costantino que fingía cuando fue nítido el patadón que recibió. En ambos casos, yerros que con tecnología se podrían haber evitado y quizá el destino del cotejo era otro.